Estoy convencido de que debe gobernar una persona elegida por voluntad popular, además considero que dicha elección debe ser estipulada y garantizada por medio del uso de un contrato social.
Todo gobernante debe ser elegido por voluntad popular, de no ser así, todo
el resto de ciudadanos son convertidos en unos meros aprisionados de su injusto
mandato. Un conglomerado de personas pertenecientes a una sociedad que no haya
elegido de acuerdo a sus intereses a su gobernante está destinado a que sus
demandas no sean incluidas en ninguna decisión importante en cuanto a lo
económico, político o social, por lo tanto, está destinada a convertirse en prisionera
de las decisiones producto de los intereses del mandatario.
Así pues, se convierte en una prioridad determinar como ese gobernante
debe ser elegido para poder llevar a toda una sociedad donde no solo uno
decide. Habiendo determinado que debe ser elegido por voluntad popular, quizás nos
preguntemos ¿Cómo garantizamos que la voluntad popular se cumpla? Sin lugar a duda, un contrato
social nos brinda la capacidad de proveerle a todos los ciudadanos de un
conglomerado los mismos derechos y que su voluntad sea tomada en cuenta.
Por lo tanto, el que un gobernante
represente la voluntad popular garantiza la participación ciudadana, y como
consecuencia, aminora las diferencias sociales ya que asigna el mismo valor a
la voluntad de cada ciudadano brindándoles el sentimiento de libertad de decisión.
Por todo lo anterior, podemos declarar que quien debe gobernar es la persona
que el pueblo haya elegido por medio de un sistema que haya sido creado
garantizando la participación de todos y cada uno de ellos.
